10.22.2012

Dear John



Columna publicada en Revista Sambo de Diario El Universo, Octubre 2012.


Fue bueno verte. Distinguido, vistiendo tu propia marca de ropa frente a la multitud de periodistas; callado, observando. Sin intención de disminuir tu intelecto, puedo asegurar que no contabas con lo que se venía esa tarde. Assange! Guatita! Publicidad Gratuita! No te lo tomes a mal Johnny, acá estamos esperando a Pitbull. La culpa es de nadie: el personal se desenvuelve entre sol, metrovía, violencia y reggaetón, almorzando -guatita, claro- en tarrina y sacando en las ruedas de prensa fotografías desde el Blackberry. No estamos mal, solo estamos en otra.

Tenía muchas preguntas para ti: Technobohemian, Bella Freud, quién tuvo la idea original de Being John Malkovich y el olor de Michelle Pfeiffer. Quise decirte que mis hijos son fanáticos de Secretariat, aunque creo que más por el caballo. Pensé desahogar mi frustración contándote que hipnotizas a mi novia cada vez que la miras desde la pantalla. Todo eso quedó en mi libreta. Te arrancharon de mis manos las insulzas preguntas sobre la mediatizada obra: Tantos lugares comunes! Tantas preguntas obvias! Si al final, Mozart es un músico añejo y Casanova un italiano vacilón. No hay más!

Entre la maraña de cables, micrófonos y periodistas apretujados, recordé cuando estuviste en nuestra sierra, filmando Pasos de Baile. ¿Alguien te preguntó si habías probado Cuy? ¿Yaguarlocro? ¿Repita: Ya-Guar-Lo-Cro? No lo creo. Dicen que en la montaña son más cultos, pero sólo son más frios. Lo que sucedió fue que en esa ocasión te escondiste tras cámaras, ahora venías a enfrentar a una multitud escondida tras cámaras. Es distinto, Malko!.

Esa tarde, manejaste la velada como un genio. Jugabas a mostrarte totalmente interesado en una pregunta -¿Qué consejo le puede dar a nuestros artistas?- para de inmediato transmutarte y responder con la silente arrogancia de un movimiento negativo de cabeza. No por gusto te pusieron en Transformers.

Confieso que la tuya fue la segunda rueda de prensa de mi vida. Mira, no soy un periodista. Escribo lo que veo. Tomo lo que me dan y trato de volverlo interesante, divertido, memorable. Quiero salvar las distancias -¡en serio John!- pero en esa sala, cuando estuvimos cara a cara, no pude evitar pensar que mi acercamiento a la escritura se parece a tu filosofía: el actor no está para aportar sus ideas, sino para cumplir. Y si eso piensas, entonces no somos tan distantes. No te pude comentar, pero lo llamé el efecto Tom Ripley: sólo quería estar ahí para asegurarme que soy un poco como tu. 
Me pregunto si volverás, pero el recuerdo de tu aliviada sonrisa al levantarte de esa mesa, esa tarde, me responde.
Querido John, fue bueno verte. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario