Los Monólogos de la vejiga llegan tarde a la fiesta mediática delfinera. En realidad, llevo algunos meses observando e investigando el fenómeno. Hace pocas semanas intercambié información con el influyente antropólogo cultural y musical radicado en Estados Unidos, Wayne Marshall. Me tomo la libertad de invitarlos a dar vueltas por su visitadísimo blog y descubran visiones alternas que funcionan como aderezo de la -aceptémoslo señores- deliciosamente ridícula historia de Mr. D.
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A estas alturas, el personal afincado en la internet o quienes reciben diariamente catálogos tamaño tabloide que en ocasiones juegan a ofrecer información relevante, tienen al menos una remota idea de quién es Delfín Quishpe.
El orgullo ecuatoriano en la zona cool de la red global, el video de su megahit Torres gemelas, una tecnocumbia con sabor a terrorismo soft, recibe en youtube.com tantos “hits” (600.000 visitas es el registro que circula) como el desexionante video de Paris Hilton o el de Britney Spears enfiestada como dios la trajo al mundo.
Las líneas que definen el verdadero currículum delfinero han sido distorsionadas y blureadas desde el inicio mismo de su historia, principalmente porque es un cuento escrito dentro de los tentáculos de la red, aumentando capítulos mientras rebota como máquina de pinball entre links, downloads, nicks y comments.
La versión 1.0, recogida vía directa de boca de El Cantante, dice algo como esto: “Nací en Guamote, provincia del Chimborazo. Soy un artista profesional de 23 años de edad y escribí Torres Gemelas luego de escuchar a un amigo narrar como perdió a su novia el 11 de septiembre. El video lo realizó la productora de Riobamba UVS Audio y Video Records y es un montaje con las imágenes del atentado. Una vez terminado, el gremio de músicos nacionales lo incluyó en su página web para promocionar la canción. Ahora me dicen que hay mucha gente viéndolo en Internet y que hay fanáticos y hablan acerca de mis canciones. A ciencia cierta, no se mucho acerca de esto. No conozco Nueva York y mi sueño es visitarla”.
Las definiciones entonces, son como siguen:
1. Delfín en un “artista” o “cantante” verídico. No es un invento o novelería armada por algún creativo desocupado.
2. La historia de amor truncado con tintes inmigrantescos no es autobiográfica. Delfín no vive en New York y nunca ha pisado la ciudad. De hecho, luego de lanzarse el video más explotador de las imágenes de la explosión más explotada de la historia, la frase “thanks for the visa, my friend!” difícilmente saldrá de su boca en algún momento de su vida.
3. El fenómeno que se ha generado en internet es completamente casual. Es el no-tan-típico-pero-conocido caso de un producto con características llamativas u “originales” que por esas cosas del destino digital alcanza una masa de gente suficiente para que se expanda como virus de manera geométrica y alcance una masa mayor de gente, suficiente para que se expanda como virus de manera geométrica y alcance una mayor masa de gente. Fácil.
4. La fiesta desatada en internet es disfrutada por todos menos por uno. Quishpe, increíblemente, se mantiene al márgen de la discusión global acerca de su persona y trabajo.
Este último punto resulta sorprendente y, al mismo tiempo, esclarecedor. La obscena exhibición de Delfín en la red es algo que miles de artistas con muchos más recursos buscan obtener, generalmente de manera infructuosa. Queda claro que el “universo digital” funciona independientemente y con reglas propias, y en casos como el de Delfín, sin importarle un pepino el crecimiento real del artista. La burda iconografía del hoy famoso video (crudas imágenes de terrorismo en América, risibles montajes y efectos, la moda a medio camino entre cowboy e indígena nacionalista, las bases de música electrónica de clase baja, los robos a Ennio Morricone!) excita al populacho global, quién se encargó de sacarlo de los confines de la región interandina ecuatoriana y darle una nueva vida: esa que todos conocemos, pero nunca ha existido.
Los bizarros efectos secundarios generados por la sobredosis del mamífero de Guamote se han visto a todo nivel y en diversos husos horarios: desde el clan chileno que en plan de campaña absurda recoge firmas para invitarlo a Viña del mar, hasta mashuperos visuales que generan aberraciones como el video de Delfín con MC Hammer y el de una imaginaria presentación en Viña, con banda grupera y todo.
Localmente, Ripley también juega al pepo: la semana pasada Delfín se presentó en La Puntilla, exclusiva zona residencial en las afueras de Guayaquil. 50 post-adolescentes bien vestidos arrojaron los cds de Shakira y Arjona a la basura, decididos a vibrar con la banda (o habrá sido playback?) de un asombrado cantante que, primero incrédulo y luego henchido de ingenuo orgullo, inició su travesía tecnocumbiera por la costa Ecuatoriana no desde un festival popular o girando por pueblos desterrados de los mapas, sino en plenos patios de la mínima alcurnia guayaca. Personal superficial tirando onda popular: el respeto sucumbe a la novelería, disminuyendo a la persona a categoría de personaje.
Está por ver si el espectáculo de circo llamado Delfín Quishpe pasa al segundo nivel. En los confines virtuales del universo internet, su popularidad pasó hace ratos la barrera de los quince minutos. Cuando la algarabía disminuya en probablemente pocas semanas, no habrá video malo que pueda volver a catapultarlo a la fama. Aunque a estas alturas, la estrategia de tomar referentes globales puede seguir funcionando: un video de Delfín cantando sobre amores perdidos en la frontera mexicana o en una tragedia terrorista en España podrían, muy pronto, estar a un click de distancia. Parafraseándole al maestro: No dios mío, nooooooo!
Amigos.
ResponderBorrarTras casi 30 años de sacerdocio rockero, no me cabe mas que maravillarme de lo que pasa con Delfin. Un cantante simple, honesto, sin aspiraciones marketineras multinacionales y sin tecnologia consigue llamar la atencion de mas de medio millon de personas. Piensen esto: El grupo que me ha dado la posibilidad de tener un cierto reconocimiento latinoamericano, Soda Stereo, apenas duplico esta cifra en ventas de discos EN TODA SU CARRERA. OK?
Llamemoslo como se nos ocurra, ofendamonos si queremos, pero Delfin es un fenomeno del espectaculo, con todas la letras. Nadie nos obligo a ver su video. QUISIMOS hacerlo. De eso se trata un show. Mostrar. Si quieres, lo ves.
Me causa mucha gracia ver como algunos ecuatorianos se preparan el harakiri diciendo que Delfin los representa mal ante el mundo pero no hacen caso a que el mundo sepa que en Guayaquil hay "gente" que orina tranquilamente en cualquier esquina o que el nivel de alcoholemia se detecta soplandole la cara a un policia de transito.
Delfin nos representa a todos muy bien. Somos algo de Pavarotti y algo de Delfin todos, los porcentajes de esta mezcla sera lo que nos diferencie.
Yo espero, en otro orden, que al buen tipo Delfin le paguen los derechos autorales que le corresponden por semejante exito. Si 600.000 personas pasaron por su cancion, merece mucho mas que 20 dolares y un pollo a fin de año. Eso es lo que verdaderamente representa a un pueblo, la justicia.
Daniel Sais
Plena, por que se averguenzan? Es tan cool hablar de Delfin como cholearlo por ser un "indio de mierda". De cuando aca todos somos 200% españoles?
ResponderBorrarEstimado Daniel, gracias por el extenso post. Las diversas opiniones generadas alrededor del mundo y últimamente en medios Ecuatorianos acerca de Delfín demuestra las apasionantes ventajas democráticas del internet. Es un caso de estudio para músicos, productores y gente metida en la industria el día de hoy. No quiero ni imaginar cuantos "hits" hubiesen movido los Soda cuando iniciaron hace más de dos décadas!
ResponderBorrarLa "cholada" de Delfín o la verguenza que puede generar en cierto personal es completamente lógica en un medio de poco desarrollo y limitado bagaje cultural como el nuestro. La rica cultura de nuestro pueblo debe ser aceptada y, más importante aún, incorporada si en realidad queremos hacer algo que nos distinga. Esto no es un invento ni palabrería: como ejemplos recientes, el "baile funk" de las favelas de Rio está rompiéndola en todo el mundo y, en Argentina, hay toda una movida de investigación y generación acerca de la cumbia. Hace un par de semanas, revisando las páginas de amigos productores norteamericanos, no me sorprendió enterarme que ya están trabajando música de avanzada con ritmos cumbieros incorporados.
Espera unos cuantos meses y seguro vamos a estar bajando o comprando la propia música de nuestros pueblos, reciclada y empaquetada made in USA.
muy pronto lo vamos a ver a delfín siendo producido por godrich o danger mouse.....
ResponderBorrarindi-el-fin!!! hasta el fin..de nuestros días...
Adrián Cifuentes
ResponderBorrarNi apoyando del todo (por no ser mi género musical preferido), ni restándole importancia a la estelaridad precoz de Delfín Quishpe con indiferecia o parafrásis rebuscadas de medios, o incluso de la internet; es tan destacable la aparición de los marketeros detrás de la escenografía, como la del actor en sí.
Saludos a todos y visiten,
Dejo para la comunidad venidera y concurrente del blog la frase de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos:
"Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti."
Oscar Wilde